#CEA – PANEL 2: Transformación Económica y Social
8 de mayoEl panel Transformación económica y social contó con la apertura del secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Horacio Reyser, quien en primer lugar dio una visión de la posición Argentina ante el mundo y detalló algunas de las perspectivas de la política externa del Gobierno: “Apuntamos a una inserción inteligente. No podemos, de cara al futuro, concebir estar afuera del mundo. Hemos estado cerrados, con barreras a las importaciones y exportaciones, y no hay desarrollo sostenido con esas políticas. Hoy tenemos acuerdos con el 10% del PIB del mundo.
Estamos lanzando negociaciones para pasar a lograr acuerdos con el 30% del PIB mundial y más adelante vamos a pasar, desde el 10% en el que arrancamos, a tener acuerdos con el 50% del PIB global. Está claro que para eso hace falta tiempo. Pero lo que queremos principalmente es salir del eje bolivariano e ir hacia otros lugares”.
Y descartó algunas críticas respecto a la famosa lluvia de inversiones: “Muchos preguntan en dónde está la lluvia de dólares. La verdad es que dólares vinieron y muchos. Las reservas crecieron. Antes cada dólar que podía se escapaba. Ahora tenemos presión apreciadora sobre el tipo de cambio, por el contrario. Tenemos inversión financiera, que es la que precede a la directa. Necesitamos décadas de inversión. Necesitamos demostrar que somos un país serio”.
Algunas de esas palabras resonaron en la mesa de Innovación, productividad y empleo, que fue moderada por la economista Diana Mondino y que contó con las participaciones del director de Abeceb, Dante Sica; del economista de la UBA Andrés López; del director del Banco Mundial para Argentina, Paraguay y Uruguay, Jesko Hentschel; y del director del Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina (UCA), Agustín Salvia. Los mecanismos para la creación de empleo y la mejora del bienestar de los hogares fueron los temas principales de las disertaciones.
Sica volvió sobre la cuestión de la estabilización de la macro y sostuvo que la clave para enfrentar los desafíos que plantea la cuestión del empleo será decidir si “se mantiene la estructura económica tal como esta”. Y agregó: “Si se mantiene tal como está, ahí vamos a tener poca creación de empleo. En el 2022 vamos a casi duplicar el nivel de desocupación o tener un sector público que disfrace esos niveles. La otra opción es recuperar el proceso de inversión para duplicar la tasa de creación de empleo. Para eso hay que completar la estabilización de la macro, definir reglas de juego institucionales claras y transparentes y avanzar en reformas pro-competitividad”.
Pero además realizó un repaso por la historia reciente para terminar haciendo hincapié en la importancia de un crecimiento basado en la inversión para lograr pegar un salto de calidad productiva que empuje al empleo: “En los últimos seis años casi no ha habido crecimiento del empleo. De 17.000.000 millones de PEA hay 6.000.000 de trabajadores formales. Hay un 54% en condiciones precarias o casi precarias (cuentapropismo e informales). La causa del bajo nivel de creación de empleo fue la baja productividad, que casi no ha crecido. La baja tasa de inversión generó poca creación de empleo”.
Y agregó una reflexión: “Lo que hay que hacer es encender la chispa de la inversión. Invertir, invertir e invertir. Fácil es decirlo y difícil es hacerlo, porque hay que crear las condiciones. Hay que completar la estabilización macro. Salir de los ciclos de crisis cada dos o tres años. Y mientras hay que conseguir los fondos para sustentarlo. La deuda es una forma de sustentar el gradualismo. Nos permite superar el bache”.
López coincidió en el diagnóstico: “Es importante avanzar en los cambios de estructura productiva. Hay que apoyar a las exportaciones, tener política comercial, regular y promover la IED (eligiendo en qué sectores) y apuntar a un desarrollo productivo con más innovación. Todo esto lo hacen todos los países que han crecido en los últimos años”.
Desde su punto de vista, como señalara Sica, hay dificultades que están íntimamente relacionadas con lo estructural: poca inversión, un perfil productivo poco diversificado y de poca calidad, que redunda en unas exportaciones de poca cantidad y además de baja calidad.
“El decepcionante desempeño de Argentina tiene que ver con que se invierte poco. La productividad casi no ha crecido. Hay amplia heterogeneidad entre sectores y regiones. Además, somos una economía muy cerrada. Somos la tercera economía más cerrada del mundo y es estructural: en 1998 éramos la décima más cerrada del mundo. En exportaciones agrícolas es el único lugar donde somos un player global. Es una estructura exportadora de baja complejidad, poco diversificada y de poca calidad. Entonces el problema está en lo poco que exporta, en la calidad de lo que exporta y en los lugares a los que exporta. La participación en las cadenas globales de valor es baja”, detalló.
En la misma sintonía se mostró Hentschel, quien dijo que “la variable clave es la productividad”. Y amplió: “El perfil demográfico de Argentina cambió mucho. La fertilidad está bajando y la expectativa de vida crece muy fuerte. Aumenta la edad de la población. Es un desafío enorme mantener el crecimiento en ese contexto. La variable clave es la productividad. Sólo se puede mantener el bienestar si aumenta fuerte la productividad. Necesitamos cambio tecnológico, más capital físico y humano”.
Y al respecto fue crítico: “La calidad de la educación es insuficiente para la cuestión del capital humano. La inversión en I + D es limitada. La conclusión es un bajo crecimiento de la productividad. Ese es un problema para toda Latinoamérica”.
Pero además Hentschel afirmó que las nuevas tecnologías jugarán un papel clave en la generación de empleo. Explicó: “Las nuevas tecnologías tienen un potencial enorme para esta cuestión: generan un aumento del acceso a la información, la baja de los costos de transacción y comunicación, el fomento de la competencia, reducen los costos fijos de producción que permite entrar a mercados”. Y concluyó que las nuevas tecnologías no reemplazan a los empleos, sino que genera nuevos, tal como ocurrió con los cajeros automáticos y los empleos bancarios.
Quien mostró una visión alternativa sobre la cuestión del empleo y el bienestar de los hogares fue Salvia, quien se preguntó si una mejora en la macro y en los niveles de inversión necesariamente derramaría sobre los niveles de empleo y pobreza. Afirmó: “Es importante pensar en la redistribución de los recursos y los capitales humanos y sociales. Podemos pensar que este momento económico positivo disminuya dos o tres puntos de pobreza, pero seguirá habiendo 20 puntos de pobreza estructural”.