Congreso Económico Argentino
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ACTUALIDAD ECONÓMICA

21 de julio

El ministro de Finanzas, Luis Caputo, encabezó la apertura del encuentro con una exposición en la que destacó el acuerdo con los holdouts en 2016. “A partir de eso hoy estamos financiándonos a las tasas nominales más bajas de nuestra historia”, celebró y agregó que, si el acuerdo no se hubiera sellado en el primer trimestre del año pasado, hubiera sido “muy difícil” aplicar medidas, como la Reparación Histórica a Jubilados.

En tanto, hacia adelante apuntó a la necesidad de estimular el crédito como motor de desarrollo. “Si queremos un crecimiento sostenido y equilibrado tenemos que lograr que el sector productivo y las PyMEs tengan acceso al crédito a tasas razonables”, dijo y llamó a convertir el financiamiento en “una inversión, no en un costo”.

“Vamos a impulsar el crédito a mejores tasas y a plazos más largos, y no es un pronóstico, ya lo estamos haciendo”, aseguró y dio como ejemplo los crédi- tos del Banco Nación por hasta 30.000 millones de pesos con plazos de hasta treinta años a “tasas competitivas”. “Sabemos que nos falta mucho, pero tenemos la convicción de que estamos en el camino correcto. Estamos financiándonos a las tasas nominales más bajas de nuestra historia y vamos a estar creciendo por primera vez en cinco años, con un Banco Central independiente y un Indec creíble”, concluyó.

Miguel Kiguel, director de Econviews, consideró que “el año pasado, cuando uno lo mira en perspectiva, fue un año de transición”. “Se pasó de una economía híper regulada, con problemas de reserva, de deuda, de inflación, de tipo de cambio, es decir, de una economía disfuncional, a una que empieza a tener las condiciones para funcionar y crecer”, explicó.

No obstante, reconoció que la recesión fue “más fuerte de lo que se esperaba”, que “el famoso segundo semestre recién llegó en diciembre” y que “todavía no llegó la lluvia de inversiones”. Asimismo, enumeró cuatro desafíos económicos que el Gobierno deberá enfrentar –en un contexto de un mundo de “crecimiento moderado” y “neutro” para el país–: con- trolar la inflación, evitar una gran apreciación real del tipo de cambio, administrar la cuestión fiscal y volver a crecer. Por el lado de la inflación, el plano fiscal y el crecimiento, se mostró más optimista. Destacó el cambio de tendencia de precios registrado en la segunda mitad de 2016, aseguró que “la política fiscal está en un sendero gradual pero sostenible” y afirmó que “la recesión terminó y Argentina va a crecer en el orden de

3% a 4%”. En cambio, planteó que “hay un problema cambiario que no es de fácil solución porque los fundamentals que están llevando a este problema no parece que vayan a cambiar en el corto plazo”. “La combinación de política monetaria más bien dura, y una fiscal laxa financiada fundamentalmente en el exterior, lleva a que entren dólares para el carry trade” que empujan el tipo de cambio hacia abajo.
Fernando Navajas, economista jefe de FIEL, abordó los cambios en materia de tarifas de energía desde el año pasado y su impacto sobre la inflación. En primer lugar, enumeró cuatro objetivos de la corrección tarifaria (eliminar subsidios, atraer inversiones, reducir el impacto distributivo y cuidar el shock inflacionario) y analizó las medidas tomadas por el Gobierno el año pasado a partir de ellos. “El error estuvo en que se pensó demasiado en la eliminación de subsidios como un problema de una patología de precios que pagaba la demanda. Eso es cierto, pero los subsidios son la brecha entre el precio de la oferta y el de la demanda. Si uno no trata al mismo tiempo de hacer que los precios de la oferta bajen, la brecha puede tardar en cerrarse y la corrección puede llegar a llevar más tiempo”, consideró con respecto al primer objetivo, aunque reconoció que el Gobierno “empezó mal y después empezó a corregirse” con el establecimiento de una convergencia de los precios de la energía a valores internacionales y la reforma del Plan Gas, entre otras iniciativas.

En torno al segundo objetivo, la atracción de inversiones, planteó que, si se intenta lograr “poniendo precios de extracción, puede terminar en un problema económico y macroeconómico”. “Había que tratar de abrir mercados y atraer competencia”, advirtió, aunque también en ese plano dijo que el Gobierno estaba llevando adelante un “proceso de corrección”.

En lo que hace a la reducción del impacto distributivo, destacó la tarifa social implementada, pero alertó sobre el potencial de “contaminación sobre la formación de precios” de las subas.

En ese sentido, sobre el traslado de los aumentos a precios, sostuvo que “la evidencia llamaba a cuidar el efecto del impacto de tarifas dentro de una estrategia coordinada por el Ministerio de Hacienda que evitara shocks que complicaran el programa de estabilización de precios” y apuntó que “atravesar una corrección de precios relativos de manera no coordinada lleva a impactos en la tasa de inflación de corto plazo que, probablemente, no subsistan en el mediano plazo, pero que ensucian el sendero de desinflación”. En ese aspecto, mostró cómo los aumentos tarifarios contaminan la inflación núcleo, pero transitoriamente y señaló en ese sentido que “el Banco Central hace bien en no prestarle demasiada atención”. “El problema no es del BCRA, está en la política de precios, salarios e ingresos”, planteó y remarcó que “Hacienda debería haberse preocupado un poco más y peleado por el control de la política tarifaria porque era un tema demasiado importante para dejarlo en manos de los ministerios sectoriales y los lobbies”.

El periodista Carlos Pagni analizó el panorama político y los desafíos en esa materia para el gobierno de Cambiemos. “Argentina necesita un shock de transparencia y hay una demanda en ese sentido que es central al gobierno de Mauricio Macri”, manifestó y explicó que el Gobierno “no ganó con un mandato de resolver la cuestión energética o reducir rápidamente la inflación” sino con un mandato de transparencia, reflejado en el triunfo de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. “La legitimidad del Gobierno está basada en ese mandato. Hay una especie de balotaje moral permanente contra el kirchnerismo”, manifestó y consideró que, a su juicio, “es una agenda en la que el Gobierno está bastante demorado”.

Asimismo, apuntó hacia la competitividad como otro de los mandatos que tiene el Gobierno y como algo que “obsesiona” al Presidente, pero remarcó que para abordar ese tema es necesario “pelearse” con los sectores menos dinámicos del país, lo que le generaría inconvenientes. “La política ha sido capturada los últimos quince años por los sectores menos modernos, más subsidiados y menos competitivos y la pregunta es si Argentina está preparada hoy para reencontrarse con un instrumento político que le permita a los sistemas más modernos incidir en el rumbo de la política”,

aseveró y consideró que los inversores, los empresarios y también los intendentes, legisladores y gobernadores están esperando a saber si Cambiemos puede volver a triunfar ante el kirchnerismo en las próximas elecciones.

Este desafío, remarcó, deberá enfren- tarlo con varias “restricciones políticas”, pero destacó que la recuperación de la actividad económica será un aspecto positivo.”Es un activo importantísimo, porque no hay ninguna experiencia histórica de que a un gobierno nuevo que lidera un ciclo virtuoso, la gente le haya cortado las piernas en la primera elec- ción legislativa”, destacó, aunque advirtió que “no sabemos qué temperatura va a tener esto en la piel de la gente y en qué sectores se va a notar más”. “Hay un problema discursivo. El Gobierno está anunciando el final de la recesión, pero puede que ese fin de la recesión que ya está en los power points, todavía no esté en la sensibilidad de la gente”, señaló. ■

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